Junio 2012 en español
Cuidado compasivo
“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.” Colosenses 3:12
Alejandra tiene un sueño. Todos los días busca hacer una diferencia en la vida de alguien aunque sea en pequeña medida. El sueño comenzó cuando Alejandra era una niña y se tropezó con una estufa de querosén mientras juega. A los pocos segundos, había sufrido quemaduras en la mayor parte de su abdomen, la pierna y el brazo. Pasó muchos días a lo largo de su infancia en el hospital recuperándose de múltiples operaciones. A una edad muy joven, Alejandra decidió que iba a encontrar una manera de ayudar a otras personas.
En la mañana después del terremoto y maremoto en Chile de Febrero del 2010, Alejandra, ahora una enfermera y facilitadora de primeros auxilios en el Centro Shalom, fue a Dichato, un pueblo pesquero turístico en el que su papá pastorea una iglesia. Escalando sobre los montículos de escombros, evitando cuidadosamente pozos de agua que dejaron las cinco inmensas olas que corrieron una detrás de la otra en Dichato, se encontró con una pequeña iglesia de misión que seguía en pie entre los montones de coches, lavadoras, camas y refrigeradores. Ninguno de los hogares de los miembros de la iglesia se mantuvo en pie.
Más tarde ese día, Alejandra pudo finalmente encontrar a las hermanas y hermanos de la iglesia. Estaban en las colinas que se preparándose para acampar, no sólo sin hogar, pero temerosos de los constantes temblores de tierra. Alejandra se puso a trabajar. En primer lugar se organizó la iglesia para prestar ayuda con las necesidades inmediatas de ropa seca, alimentos, agua potable, primeros auxilios y vivienda. Luego, Alejandra comenzó a pensar en cómo lidiar con el trauma emocional, no sólo de las de personas Dichato, sino también en las otras ciudades y pueblos de la zona. Alejandra había sido certificada en la curación del trauma y la resistencia unas pocas semanas antes del terremoto y quería encontrar una manera de conectar su formación médica como enfermera a las heridas espirituales y emocionales de las personas a su alrededor.
Gracias a una beca proporcionada por el Centro Shalom y el Instituto de Brookfield, Alejandra pudo viajar a Massachusetts para dos semanas de adiestramiento especializado en masaje y la curación del trauma. Ella regresó a Santo Tomé y Dichato y está ministrando a muchos niños, jóvenes y adultos que continúan padeciendo los efectos a largo plazo del desastre. Alejandra está cumpliendo su sueño. Ella está haciendo una diferencia.
Oramos para que nuestros sueños de hacer una diferencia se puedan hacer realidad en nuestra vida y que nuestro ejemplo, al igual que el de Alejandra, le permitirá saber a los demás de nuestra fe en nuestro Dios de amor.
Elena Huegel, misionera de Ministerios Globales, sirve a la Iglesia Pentecostal de Chile como especialista en educación ambiental y en el Centro Cristiano Shalom y otros países de América Latina.