Los enemigos del proceso de paz
Los estudiosos del proceso de paz entre Israel y Palestina entienden que los grupos violentos en la región están decididos a impedir que las conversaciones continúen, y que se materialicen acuerdos significativos. Entre esos grupos se encuentra Hamás, que intenta sabotear estas importantes negociaciones, al percatarse que estos nuevos diálogos se llevan a efecto con sentido de dirección y determinación(aunque también con escepticismo y fragilidad), y que les han dejado fuera de mesa de las negociaciones
Para algunos estudiosos del tema, los directivos de Hamás han tomado la decisión estratégica de permitir que sus grupos armados, y otros sectores combatientes (conocidos en árabe jaljalat o «truenos»), ataquen las poblaciones del sur de Israel. Esas agresiones deben ser, piensan, lo suficientemente importantes para detener los diálogos entre Netanyahu y Abbas, pero no tan fuertes que propicien una nueva incursión militar israelí en la Franja. ¡Hay días que se reportan que hasta diez cohetes han llegado al territorio del Estado de Israel!
El presupuesto político que fundamenta estos ataques, es que Israel, tarde o temprano, responderá con fuerza a las agresiones, y que los negociadores palestinos, en solidaridad con el pueblo de Gaza, terminarán los diálogos al retirarse abruptamente de las negociaciones. En efecto, hay grupos en la región que no desean que impere la paz, e intentan destruir los diálogos, aunque en sus esfuerzos pongan en riesgo a miles de ciudadanos civiles inocentes.
Las dinámicas políticas internas de Hamás en Gaza son complicadas. Aunque como partido político ganaron las elecciones en los territorios palestinos, la verdad es que no recibieron gran apoyo internacional, particularmente de los Estados Unidos y Europa, porque no habían renunciado a las armas como medio para conseguir la paz en la región. Y movidos por la presión internacional, y también por los conflictos internos con la Autoridad Palestina e Israel, se refugiaron en la Franja, donde han gobernado con mano de hierro los últimos años.
Hamás es un partido que fundamenta sus estatutos políticos, filosóficos, militares y administrativos en el Corán.En su plataforma de gobierno, incluyen la aplicación de la ley islámica, que es una manera de gobernar basada en una serie de disposiciones religiosas milenarias, que presuponen sociedadesque, para la mente occidental, son arcaicas. Ese acercamiento a la vida y la existencia humana, que es tan ajeno a nuestras percepciones en las Américas y el Caribe, hace que se nos dificulte la comprensión adecuada de este sector social en las dinámicas políticas del conflicto palestino-israelí. Sin embargo, no podemos perder de vista que tienen algún apoyo popular.
Los desafíos son formidables, pero el fundamento de las decisiones políticas no puede ser la religión, pues los sectores más recalcitrantes de ambos bandos (p.ej., Hamás y algunos grupos de colonos judíos) no estarían dispuestos a ceder ni un ápice, pues las lecturas fundamentalistas desde sus respectivas tradiciones de fe, no les permiten apartarse de lo que ellos entienden han recibidodirectamente de Dios, que es la tierra en la que habitan.
Ninguno de los grupos políticos en Palestina, como Hamás, ni los diversos sectores ortodoxos y ultra ortodoxos de Israel, van a llegar a acuerdos significativos, si se anteponenlos criterios de la religión sobre el de la justicia. El elemento fundamental, determinantee indispensable para que se llegue a una paz duradera en la región, es que se responda adecuadamente a los sectores más necesitados, marginados y angustiados de ambas sociedades. Y entre esos grupos debemos reconocer, están los sectores religiosos.
Las próximas semanas van a ser de vital importancia para el futuro de la Tierra Santa. Por esa razón, la gente de bien debe acompañar el proceso de negociación, con deseos de paz que se fundamenten en la justicia.