El contexto de la visita del Papa a Tierra Santa
El contexto de la visita del Papa a Tierra Santa
El contexto de la visita del Papa a Tierra Santa
Dr. Samuel Pagán
La esperada visita del Papa, Benedicto XVI, llega en un particular momento histórico en la región. Y entre esas peculiaridades se encuentran las siguientes: Crisis en el diálogo interno entre Fatá y Hamás; un nuevo gobierno en Israel que intenta presentar una política exterior coherente e interior efectiva; Irán con un protagonismo excesivo en los foros mundiales; Irak que no acaba se pacificarse; Afganistán que no ve el fin de su guerra en el futuro próximo; Egipto en dificultades con Siria y Hesbolá; el plan de paz de la liga árabe en el olvido; y el mapa de ruta descarrilado…
En efecto, visto desde el ángulo de las políticas humanas de relaciones públicas, este no es el ambiente ideal para una visita papal, aunque quizá por esas mismas razones es que el Vaticano ha entendido que hay que darle prioridad a esta región. Y como las visitas papales no son eventos improvisados, ya debe haberse desarrollado el temario de las homilías y se están escribiendo los discursos y las declaraciones de prensa.
Y en ese contexto de respuestas eclesiásticas a las dificultades regionales, entre los temas prioritarios pienso deben estar los siguientes. En primer lugar está la importancia del diálogo y el respeto a los derechos humanos para alcanzar la paz en Israel y Palestina. La paz que necesita esta región no es la imposición unilateral de decisiones injustas e impopulares. La paz es el resultado de la implantación de la justicia que bendiga tanto a la comunidad palestina como a la israelí. La paz no se alcanza con más ataques, o mejores verjas, o tecnología militar adicional. Israel necesita y requiere seguridad y paz. Palestina necesita y requiere establecer un estado independiente social, económica y políticamente viable.
Junto al tema de la paz, que ciertamente es fundamental e impostergable, está la presencia de las comunidades cristianas en la Tierra Santa. Se estima que en Israel y Palestina hay cerca de 170,000 creyentes de diversas confesiones cristianas. Ese número, sin embargo, está disminuyendo. Las familias cristianas están emigrando a Europa, Estados Unidos y América Latina, en busca de mejores ambientes para sus hijos e hijas. Y ese nuevo éxodo puede ser perjudicial para la estabilidad política y social de la región.
Sin una presencia cristiana sólida en Tierra Santa se debilitan las instituciones que brindan apoyo educativo y espiritual a las comunidades palestinas. Esa gran contribución social y espiritual se pone de manifiesto en las escuelas y las universidades, en los hospitales y los centros de salud, y en los programas de consejería emocional y vocacional. Esas instituciones, que no dependen de apoyos gubernamentales, son indispensables para la estabilidad social de la región. Y si el éxodo de los cristianos continúa, ese balance social y espiritual se puede afectar de forma nefasta y permanente.
En efecto, los discursos del Papa Benedicto XVI no serán improvisados, pues los diversos líderes eclesiásticos y políticos locales le deben haber indicado al Pontífice las necesidades inmediatas y los desafíos extraordinarios. Y en ese contexto amplio de recomendaciones políticas, eclesiásticas y teológicas, el asunto pastoral es de suma importancia.
La gran pregunta que nos hacemos en la Tierra Santa el día de hoy es qué contribución a corto, mediano largo plazo dejará la peregrinación papal de mayo de 2009. Nuestro deseo es que contribuya significativamente a la paz entre los buenos pueblos de Israel y Palestina, y que contribuya de forma destacada a que la comunidad cristiana en la región permanezca saludable, y aun crezca. El objetivo primario de la visita debe ser contribuir a mejorar el ambiente de toda la región, que en la actualidad está adversamente herido por la guerra y los rumores de guerra…