Febrero 2008 en español
Manteniendo la cosecha viva
La tierra dará su fruto; nos bendecirá Dios, el Dios nuestro. -Salmo 67:6
Éste es el tiempo de la cosecha en Palestina. Recuerdo cuando en mi niñez cosechábamos olivas. Mi papá contrataba trabajadores a diario para ayudar en la recolección e íbamos a nuestras tierras antes del amanecer. Los trabajadores cargaban escaleras largas, las cuales colocaban recostadas de los árboles para recoger las olivas con sus manos. Estos árboles eran los miembros de una creación mayor y se merecían respeto y cuidados.
Las mujeres se sentaban a los pies de cada árbol, colocando una cobija para que las olivas cayeran suavemente en el suelo en sábanas limpias y lisas. Las mejores olivas eran separadas para ser encurtidas, mientras que las demás iban a la máquina de prensar para hacer aceite puro de oliva y aceite de oliva extra virgen. Como los cananitas de la antiguedad, los cristianos orientales aún traen las primerasbotellas de este aceite de olvia al templo para encender las velas del altar.
La cosecha de la oliva era inolvidable. Se observaban docenas de escaleras apuntando al cielo. Un trabajor de diario comenzaba a cantar un cántico de cosecha y los demás le seguían. Continuaban cantando el siguiente domingo en la Iglesia Luterana Navidad, donde el santuario estaba decorado con las mejores frutas: uvas, granadas y olivas, como señal de acción de gracias a Dios por las incontables bendiciones recibidas.
Hoy, 40 años de ocupación destruyen esta cultura. La construcción de murallas, confiscación de tierras, violación de los derechos de agua y las restricciones a la libertad de movimiento hacen que la cosecha sea difícil. Me alegra tanto que nuestros artesanos hayan tomado el símbolo de la hoja de la oliva como recordatorio de nuestra identidad y espiritualidad. Es nuestra misión el asegurarnos de que este espíritu permanezca vivo en Palestina – que nada nos puede robar nuestra canción y nuestra cultura.
El Reverendo Mitri Rahbe es the pastor de la Iglesia Luterana Navidad en Belén, consorte de los Ministerios Globales.
Manteniendo la cosecha viva La tierra dará su fruto; nos bendecirá Dios, el Dios nuestro. -Salmo 67:6 Éste es el tiempo de la cosecha en Palestina. Recuerdo cuando en mi niñez cosechábamos olivas. Mi papá contrataba trabajadores a diario para ayudar en la recolección e íbamos a nuestras tierras antes del amanecer. Los trabajadores cargaban escaleras largas, las cuales colocaban recostadas de los árboles para recoger las olivas con sus manos. Estos árboles eran los miembros de una creación mayor y se merecían respeto y cuidados. Las mujeres se sentaban a los pies de cada árbol, colocando una cobija para que las olivas cayeran suavemente en el suelo en sábanas limpias y lisas. Las mejores olivas eran separadas para ser encurtidas, mientras que las demás iban a la máquina de prensar para hacer aceite puro de oliva y aceite de oliva extra virgen. Como los cananitas de la antiguedad, los cristianos orientales aún traen las primerasbotellas de este aceite de olvia al templo para encender las velas del altar. La cosecha de la oliva era inolvidable. Se observaban docenas de escaleras apuntando al cielo. Un trabajor de diario comenzaba a cantar un cántico de cosecha y los demás le seguían. Continuaban cantando el siguiente domingo en la Iglesia Luterana Navidad, donde el santuario estaba decorado con las mejores frutas: uvas, granadas y olivas, como señal de acción de gracias a Dios por las incontables bendiciones recibidas. Hoy, 40 años de ocupación destruyen esta cultura. La construcción de murallas, confiscación de tierras, violación de los derechos de agua y las restricciones a la libertad de movimiento hacen que la cosecha sea difícil. Me alegra tanto que nuestros artesanos hayan tomado el símbolo de la hoja de la oliva como recordatorio de nuestra identidad y espiritualidad. Es nuestra misión el asegurarnos de que este espíritu permanezca vivo en Palestina – que nada nos puede robar nuestra canción y nuestra cultura. El Reverendo Mitri Rahbe es the pastor de la Iglesia Luterana Navidad en Belén, consorte de los Ministerios Globales. |