Mayo 2012 en español
¿Qué es la Iglesia?
“Este, cuando llegó y vio la gracia de Dios, se regocijó y exhortó a todos a que con propósito de corazón permanecieran fieles al Señor.” Hechos 11:23
Dicen que “el hogar es donde está el corazón”, y mi corazón definitivamente está aquí en Suazilandia. He crecido en mi entendimiento y el amor por la diversidad en la familia humana. Hace poco visité Lavumisa, en la parte sur del país, donde es muy seco y hay muy pocos empleos. Es común que las casas alberguen a quince personas y también es común que sólo una persona esté empleada, dos si son una familia afortunada. Si hay un hombre en la familia, con frecuencia va a permanecer donde está el trabajo y regresará a la casa una vez al mes para ver a su familia y traer a casa su cheque de sueldo. En estas casas, la estructura nunca es la estructura de la “familia tradicional”, sino que con frecuencia hay una abuela, una madre/esposa posiblemente, tal vez un padre/esposo, algunos hijos adultos y solteros (20s/30s), a menudo un bebé o dos de los hijos mayores de edad y algunos niños en edad escolar menores de edad. Luego están los niños adoptados (de los tíos, tías o hermanas que han muerto de SIDA) que ahora están incorporados a la familia. Ellos no reciben un trato diferente, sino que simplemente se le llama les llama hija o hijo. Nadie tiene nada gratis y la pereza no es una opción cuando los alimentos se deben encontrar para alimentar a tantos. Se espera que todos contribuyan a la familia a través del trabajo para traer a casa algunos ingresos o realizando tareas domésticas.
La Iglesia Zion Kukhany’okusha, nuestro socio de Ministerios Globales en Suazilandia, está respondiendo en este momento de necesidad más profunda, a sabiendas de que la oración no es suficiente para curar el VIH, regresar a los padres de la tumba o hacer que la comida aparezca por arte de magia en la mesa. Los zionistas tienen una larga y fuerte tradición de ayudar a los necesitados, a pesar de que la mayoría de ellos son necesitados ellos mismos. Estas personas de fe no renuncian. Ellos oran y oran y oran, y cantan, ¡durante horas! Y trabajan muy duro para ayudar a los demás. Ellos saben que, aunque un nuevo edificio sería bueno, la Iglesia está en el corazón de la gente. Incluso aún si (y cuando) la iglesia se cae, Dios va a levantarla de nuevo. Se trata de un pueblo fiel y amoroso, que dan todo lo que puedan a sus familias, comunidades e iglesias. Sé que esto es así pues lo he visto.
Oremos para que nuestra fe puede ser tan vital, alegre y dadivosa como la de la Iglesia de Suazilandia, y que sientan la esperanza y el cuidado que le enviamos a través de nuestras oraciones.
Lizzy Beach, una voluntaria de mucho tiempo de los Ministerios Globales, es asistente en programación y sustentabilidad del desarrollo de jóvenes en el Proyecto de Cuidado de la Niñez, un proyecto de la Iglesia Zion Kukhany’Okusha en Swazilandia.