Enero 2018: Tensión y estrés, día a día
En la multitud de mis pensamientos dentro de mí,
Tus consolaciones alegraban mi alma. Salmo 94:17
Ayer por la mañana, después de que le dijimos a un conocido que habíamos dejado los Estados Unidos para vivir y trabajar en el Líbano, nos dijo sin rodeos: “Cometieron un gran error. ¿Acaso no hay iglesias en América que tuvieron que venir hasta aquí? Este país no se arreglará. No por un largo tiempo.” Más tarde, le dijimos a otra pareja exactamente lo mismo. Su reacción fue lo opuesto. “¿Qué? ¿Se mudaron a Beirut? ¡Esta es una noticia maravillosa! Nos dan un gran alivio.”
En estas expresiones hay ecos de las preocupaciones que cada persona tiene cada día. Se preocupan por cosas que están fuera de su control, como el callejón sin salida actual dentro del gobierno y la inhabilidad resultante de proporcionar los servicios normales que los ciudadanos de cualquier país deberían disfrutar. Cosas como electricidad confiable, agua potable, manejo adecuado de desechos, un plan de salud pública, cumplimiento de códigos de construcción, acceso confiable a Internet, detener la destrucción del medio ambiente natural y el torbellino de intrigas políticas que llegan desde el este y el oeste. Cuando vivimos al lado de ellos y tratamos de alentarlos, escuchamos la desesperación en el tono de voz de las personas y lo vemos en sus ojos. Esta rutina diaria les roba la energía que necesitan para enfrentar cada día.
Además de estas tensiones, están también las tensiones en el país al albergar a tantos refugiados (aproximadamente 2 millones de ellos, en un país de 4 millones) registrados y no registrados, y el efecto que esto tiene en los jóvenes que intentan planificar un futuro dentro del Líbano. El costo de vida irracionalmente alto significa que las familias inevitablemente enfrentan la angustia de enviar a sus hijos a otros países para obtener una educación superior o para encontrar un empleo legal.
Oramos para que Dios nos permita ser buenos oyentes sin sentirnos abrumados; que Dios nos de sabiduría; que actuemos como colaboradores de la misión, sabiendo que tenemos este ministerio por la misericordia de Dios. Sabemos que la libertad que tenemos en Cristo nos permitirá seguir trabajando alegremente en este campo, sin importar las circunstancias.
Nishan y María Bakalian sirven con la Unión de Iglesias Evangélicas de Armenia en el Cercano Este (UAECNE por su nombre en inglés). Su nombramiento es apoyado por sus ofrendas al Fondo Discípulos de Misiones, la obra de la iglesia en pleno y sus ofrendas especiales.