Febrero 2021: Lavado de pies en un tiempo de lavado de manos
Juan 13:14-16
Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.
El año pasado, solo había estado en Filipinas unos días antes de que comenzaran las restricciones de COVID-19. Esos primeros días eran un momento crucial para construir relaciones iniciales, establecer una comunidad y desarrollar una relación, sin embargo, estábamos en “cuarentena comunitaria” con límites para viajar, negocios cerrados y puestos de control policial en toda la ciudad. Me han llamado al trabajo de Justicia, Paz y Derechos Humanos (JPHR) en West Visayas. Pero cuando el movimiento está restringido, ¿cómo se encuentra con su vecino? ¿Cómo mantenemos y defendemos nuestras comunidades en una época de distanciamiento social?
Mientras nos lavamos las manos, recuerdo una poderosa historia sobre el lavado de pies. Jesús demostró una idea revolucionaria de la manera más íntima y gentil. Jesús tomó agua, quitó las sandalias de los pies de sus compañeros más cercanos y les lavó el polvo y la suciedad de los pies (Juan 13:12-16). En uno de los mayores actos de subvertir las normas sociales, Jesús, el hacedor de milagros/Hijo de Dios/líder/profeta/Rey/Mesías lavó los pies de sus amigos y seguidores en el papel de siervo. Un sirviente. Debemos seguir el ejemplo de Jesús lavándonos los pies, siendo un siervo y sierva de los necesitados.
El lavado de pies hoy viene en las acciones necesarias para caminar junto a las comunidades necesitadas. Si bien podemos estar físicamente distantes, ésta es una oportunidad para unirnos en la forma en que respondemos a las personas marginadas y en cómo defendemos y respetamos la santidad de la vida.
Durante este tiempo de COVID-19, lávese las manos. Pero también lave los pies de sus vecinos y vecinas.
Andrew Larsen sirve con la Iglesia de Cristo Unida de Filipinas. Su nombramiento es posible gracias a sus ofrendas al fondo de Misiones Discípulos, la misión de la iglesia en pleno y sus ofrendas especiales.