Julio 2016: Compartiendo la experiencia
“Como el agua refleja el rostro, así el corazón del hombre refleja al hombre.” Proverbios 27:19
Un cálido y ventoso viernes por la tarde, junto con mis amistades jordanas y estadounidenses, manejamos desde Amman hasta el campo para hacer un picnic. Las lluvias de invierno habían terminado y era tiempo para disfrutar del sol.
Comimos pollo y arroz y tomamos demasiado café. Comparamos nuestras religiones, el cristianismo y el Islam, y la forma en que son parte de nuestras vidas y comunidades. Practicamos nuestro árabe y el inglés, bromeando sobre videos de internet y fotos. Tomamos turnos seleccionando la música que escuchamos en volumen alto. A medida que el sol empezó a ponerse, comenzamos nuestro camino de regreso a Amman, sin dejar de hablar y reír.
Atesoro las memorias de esa tarde. Quizás porque era representativa de muchos de mis días en el Medio Oriente. Quizás porque era un momento compartido con amistades, los tipos de amistades que comienzas a extrañar desde meses antes de dejarlos. Tal vez fue la yuxtaposición de esta tarde en el rostro de la política y percepciones del mundo del “otro”. Tal vez fue el clima y descongelación de la vida que viene con la primavera. Lo más probable es que fuera una combinación de todo esto.
La cantidad de tragedia que hay en el mundo nos puede golpear, dejándonos confundidos sobre qué hacer, cómo seguir adelante y hacia donde para ir. Pero al pensar de nuevo en aquella tarde, y muchas otras como esa, sé que todavía hay una gran cantidad de vida en el mundo. Y hay mucha esperanza y poder para protegerla y nutrirla mientras determinamos cómo avanzar.
Nathaniel Bailey sirve como Interno para la Misión Global con el Patriarcado Ortodoxo Griego de Jerusalén/Iniciativa ortodoxa en Jordania. Su nombramiento es apoyado por la Semana de la Compasión, la amplia misión de nuestra Iglesias y el Fondo de Misiones Discípulos y sus ofrendas especiales.