Julio 2020
En medio de la incertidumbre
Suave ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol; pero, aunque un hombre viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo que los días de las tinieblas serán muchos. Eclesiastés 11:7-8
Con la actual situación de cuarentena de quedarse en casa por la pandemia, me parece que algunos días me molesto mucho por las cosas más pequeñas. El día entero se nos puede dañar por un simple inconveniente en la comunicación digital. Sin embargo, en otros días, me siento “productivo” al practicar una nueva habilidad, leer un libro, limpiar mi bandeja de entrada de correo electrónico o lavar la ropa a mano con la manguera del patio.
De alguna manera, todo se siente revuelto y completamente monótono al mismo tiempo. Sin embargo, ha habido un hábito maravilloso que espero todos los días, pase lo que pase. Las puestas de sol. He usado las puestas de sol como una especie de devoción diaria. Cada noche, me aseguro de salir, si aún no estoy allí, y ver el cielo iluminarse. No todas son deslumbrantes muestras de color, pero aún el oscurecimiento de los azules y púrpuras que marcan el comienzo de la noche me dan una sensación de paz dentro de mí. Cuando las nubes brillan con los amarillos y rosas de un impresionante espectáculo de fuegos artificiales naturales, disminuye la molestia que puede haber estado carcomiendo mi mente. Relaja mis músculos después de estar tenso por no “hacer lo suficiente” ese día. Me hace saborear el momento: el increíble regalo de la vida que estoy experimentando; la inmensa cantidad de privilegios de sobrellevar una pandemia en la comodidad de un patio aquí en Filipinas y, sobre todo, la belleza de nuestro único mundo.
Incluso como una persona mañanera auto diagnosticada, nunca estaré despierto para ver cada amanecer. Pero con las puestas de sol, puedo centrarme en una devoción profunda pero simple. Les animo a encontrarse con algunas puestas de sol en las próximas semanas. Saborea el momento a medida que te acercas a la creación de la que todos somos parte.
Andrew Larsen sirve con la Iglesia de Cristo Unida de Filipinas. Su nombramiento es posible gracias a sus ofrendas al Fondo de Misiones Discípulos, la misión de la Iglesia en pleno y sus ofendas especiales.